La ultrasonografía, también conocida como ecografía, es un examen de diagnóstico por imágenes que utiliza ondas sonoras de alta frecuencia para visualizar estructuras internas del cuerpo humano. A diferencia de otros métodos que emplean radiación, la ultrasonografía es completamente segura y no invasiva, lo que la hace ideal para diversas aplicaciones médicas, incluidas las gestacionales y pediátricas.
Este procedimiento permite obtener imágenes en tiempo real de órganos, tejidos blandos, vasos sanguíneos y fetos en desarrollo. Gracias a su practicidad y seguridad, se ha convertido en una de las técnicas más utilizadas en la medicina moderna tanto para diagnósticos preventivos como para seguimientos clínicos.
La ultrasonografía sirve para examinar el estado y funcionamiento de órganos internos como el hígado, riñones, páncreas, útero, ovarios, próstata, tiroides, entre otros. También es esencial para guiar procedimientos médicos como biopsias, drenajes y colocación de dispositivos.
Además de su uso en diagnósticos, la ultrasonografía es ampliamente utilizada en el control prenatal, permitiendo observar el crecimiento y desarrollo del feto, identificar malformaciones y verificar la vitalidad fetal. Por ser un método accesible, rápido y libre de radiación, es frecuentemente el examen de primera elección.
Durante el examen, se aplica un gel conductor sobre la piel de la región a ser examinada. Luego, se desliza un transductor que emite ondas sonoras hacia el interior del cuerpo. Estas ondas rebotan en los órganos y tejidos, creando ecos que son interpretados por un ordenador para formar imágenes en tiempo real.
El procedimiento suele durar de 15 a 30 minutos y no causa dolor. Ocasionalmente, puede ser necesario aplicar una leve presión con el transductor para mejorar la calidad de la imagen. En algunos casos, se puede solicitar que el paciente llegue en ayuno o con la vejiga llena, conforme al tipo de ultrasonido.
Se utiliza para evaluar órganos como el hígado, vesícula biliar, páncreas, bazo y riñones. Es útil en el diagnóstico de cálculos, tumores, inflamaciones y obstrucciones. También permite detectar líquido libre en la cavidad abdominal.
Es una de las ecografías más comunes y generalmente requiere que el paciente esté en ayuno para evitar interferencias por gases intestinales, garantizando así una imagen más clara y precisa.
Indicada para el seguimiento del embarazo, permite visualizar al feto, su posición, crecimiento, ritmo cardíaco y características anatómicas. También ayuda a identificar embarazos múltiples, malformaciones y problemas en la placenta o líquido amniótico.
Puede realizarse en diferentes fases del embarazo y no requiere preparación específica. Se considera totalmente segura para la madre y el bebé, incluso con múltiples repeticiones.
Utilizada para estudiar los órganos reproductores femeninos (útero, ovarios) y la vejiga. Se realiza en casos de dolor pélvico, sangrados anormales, sospecha de quistes o miomas, y como parte del control ginecológico.
Puede hacerse de forma transabdominal (externa) o transvaginal (interna), dependiendo del caso. La versión transvaginal proporciona imágenes más detalladas y es común en etapas tempranas del embarazo.
Permite evaluar el flujo sanguíneo en arterias y venas, detectando obstrucciones, trombosis, varices, entre otros problemas circulatorios. Es muy utilizada en cardiología, neurología y angiología.
El doppler puede combinarse con otras ecografías para estudios vasculares más completos. Es especialmente importante para pacientes con enfermedades cardiovasculares o factores de riesgo.
Los cuidados varían según el tipo de ultrasonido. Para la ecografía abdominal, se recomienda ayuno de al menos 6 horas. Para ecografías ginecológicas, puede ser necesario tener la vejiga llena. En todos los casos, es importante seguir las orientaciones del profesional.
Después del examen, el paciente puede retomar sus actividades normalmente. No hay efectos secundarios ni necesidad de reposo, a menos que el médico lo indique. El informe suele estar disponible en pocas horas o días.
La ultrasonografía es un examen muy seguro y no presenta contraindicación absoluta. Sin embargo, algunas limitaciones pueden dificultar la calidad de las imágenes, como exceso de gases intestinales, obesidad severa o cicatrices en la piel.
En algunos casos, puede ser necesario complementar el estudio con otros métodos como tomografía o resonancia, especialmente cuando se necesita una evaluación más profunda o precisa.
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