La mamografía es una técnica de imagen médica utilizada para examinar los tejidos mamarios mediante rayos X. Este procedimiento permite detectar alteraciones en la estructura de los senos, incluso cuando aún no hay síntomas perceptibles. Es una herramienta fundamental en el diagnóstico precoz del cáncer de mama.
El examen se realiza con un aparato llamado mamógrafo, que comprime ligeramente la mama para obtener imágenes claras y detalhadas. Aunque puede causar incomodidad, el procedimiento es rápido, seguro y vital para preservar la salud mamaria.
La principal utilidad de la mamografía es la detección temprana del cáncer de mama. Identificar anomalías antes de que se desarrollen síntomas permite iniciar el tratamiento de forma más efectiva, aumentando significativamente las tasas de cura.
Además del cáncer, la mamografía también ayuda a diagnosticar otras condiciones benignas, como quistes, fibroadenomas y cambios en el tejido mamario relacionados con la edad o con tratamientos hormonales.
Durante la mamografía, la paciente se coloca de pie frente al mamógrafo. El técnico posiciona la mama entre dos placas que la comprimen suavemente. Esta compresión es necesaria para obtener una imagen clara y minimizar la dosis de radiación.
Las imágenes resultantes, llamadas mamogramas, son evaluadas por un radiólogo, quien analiza cualquier anormalidad. En algunos casos, se pueden solicitar imágenes adicionales o una ecografía complementaria para mayor precisión.
Este tipo está indicado para mujeres asintomáticas, generalmente a partir de los 40 años, como forma de prevención. Se realiza periódicamente para detectar cambios sospechosos antes de que puedan ser palpados o causar síntomas visibles.
Es una herramienta esencial en los programas de detección precoz del cáncer de mama, permitiendo la identificación de lesiones mínimas y potencialmente curables.
Se utiliza cuando ya existe un síntoma, como un bulto, secreción o dolor. También es indicada cuando el examen de cribado muestra alguna anomalía que necesita investigación más profunda.
Este tipo de mamografía suele incluir más imágenes y puede ser complementada con ecografía u otros estudios para un diagnóstico más preciso.
Antes del examen, se recomienda no usar desodorantes, lociones o talcos en la región mamaria, ya que pueden interferir con la imagen. También es importante informar al técnico si hay prótesis mamarias.
Después de la mamografía, la paciente puede retomar sus actividades normales. Es común sentir una ligera molestia, que desaparece en pocas horas. El resultado será evaluado por un especialista, quien indicará si es necesario realizar estudios adicionales.
Aunque la mamografía es segura, puede no ser recomendada en algunos casos específicos. Por ejemplo, mujeres embarazadas o con sospecha de embarazo deben evitar el examen, salvo en situaciones muy justificadas y bajo estricta indicación médica.
En pacientes con cirugía reciente, infecciones o heridas en la región mamaria, el procedimiento también puede estar contraindicado hasta la recuperación completa.
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