El hematólogo es el médico especializado en el estudio, diagnóstico y tratamiento de enfermedades que afectan la sangre, la médula ósea, los ganglios linfáticos y el bazo. Su labor incluye investigar alteraciones en los glóbulos rojos, blancos, plaquetas y en los factores de coagulación, tratando desde cuadros simples como anemia hasta patologías complejas como leucemias.
Además de actuar en enfermedades crónicas o agudas, el hematólogo realiza un seguimiento cercano de los pacientes en tratamiento oncohematológico, transplantes de médula ósea y trastornos hemorrágicos. Su actuación es esencial para mantener el equilibrio del sistema hematológico y evitar complicaciones graves.
¿Qué enfermedades trata un Hematólogo?
Anemia: Disminución de glóbulos rojos o hemoglobina, causando cansancio, palidez y debilidad.
Leucemia: Cáncer de las células sanguíneas, con síntomas como fiebre, moretones, sangrado y pérdida de peso.
Linfoma: Tumores que afectan los ganglios linfáticos, produciendo inflamaciones, fiebre y sudoración nocturna.
Trombocitopenia: Disminución de plaquetas que eleva el riesgo de hemorragias espontáneas.
Hemofilia: Trastorno hereditario que altera la coagulación, provocando sangrados prolongados.
Mieloma múltiple: Cáncer en células plasmáticas que causa dolores óseos, anemia y mayor riesgo de infecciones.
Trombosis venosa profunda: Formación de coágulos en las venas profundas, especialmente en las piernas, con riesgo de embolia pulmonar.
¿En qué puede ayudar el Hematólogo?
El hematólogo puede ayudarte a identificar causas de fatiga persistente, sangrados anormales, infecciones frecuentes o alteraciones detectadas en exámenes de sangre. Su intervención es clave para diagnosticar enfermedades silenciosas en fases tempranas y acompañar casos graves de forma especializada.
También es fundamental en el tratamiento de pacientes oncológicos con afectación en la sangre o la médula ósea, controlando complicaciones del tratamiento y guiando decisiones terapéuticas complejas. En trastornos hereditarios, orienta a la familia sobre medidas preventivas y terapias de mantenimiento.
¿Qué exámenes solicita el Hematólogo?
Hemograma completo: Evalúa la cantidad y calidad de glóbulos rojos, blancos y plaquetas.
Frotis de sangre periférica: Observa las células sanguíneas al microscopio para detectar alteraciones morfológicas.
Electroforesis de hemoglobina: Diagnostica tipos de anemia, como talasemia o drepanocitosis.
Estudios de coagulación (TP, TTPa): Miden la capacidad de coagulación de la sangre y ayudan a detectar hemofilias o anticoagulaciones irregulares.
Aspirado y biopsia de médula ósea: Permiten estudiar la producción de células sanguíneas en la médula.
Dosaje de ferritina y hierro sérico: Evaluación de reservas de hierro en casos de anemia por deficiencia.
Inmunofenotipificación: Técnica utilizada para clasificar leucemias y linfomas con precisión.
¿Cuándo acudir a un Hematólogo?
Fatiga crónica o palidez persistente: Puede estar relacionada con anemia u otros trastornos hematológicos que necesitan tratamiento.
Sangrados frecuentes o difíciles de controlar: Encías que sangran, menstruaciones abundantes o moretones sin causa aparente requieren evaluación especializada.
Infecciones recurrentes o prolongadas: Defensas bajas pueden indicar alteraciones en los glóbulos blancos o enfermedades de la médula ósea.
Ganglios inflamados por más de dos semanas: Aumento de tamaño sin dolor en el cuello, axilas o ingles puede estar asociado a linfomas o infecciones severas.
Resultados anormales en el hemograma: Alteraciones detectadas en exámenes de rutina deben ser analizadas por un hematólogo para definir su origen.
Historia familiar de enfermedades hematológicas: Condiciones hereditarias como hemofilia o talasemia requieren seguimiento preventivo.
Sospecha o tratamiento de cáncer en la sangre: Leucemias, linfomas y mielomas deben ser manejados por especialistas en hematología para garantizar un tratamiento eficaz.
¿Qué medidas ayudan a prevenir enfermedades hematológicas?
Llevar una dieta rica en hierro, vitamina B12 y ácido fólico ayuda a prevenir ciertos tipos de anemia. Evitar el tabaquismo, mantener un peso saludable y practicar actividad física regular también protege la salud vascular y reduce el riesgo de trombosis.
Además, realizar controles médicos anuales, seguir tratamientos crónicos de forma adecuada y no ignorar síntomas como palidez, sangrados o infecciones frecuentes son estrategias importantes para prevenir complicaciones y garantizar un diagnóstico temprano.
¿Qué preguntar a un Hematólogo en la primera consulta?
¿Cuál es el motivo de mis síntomas según los exámenes?
¿Qué tipo de estudio adicional necesito para confirmar el diagnóstico?
¿Mi condición es crónica o puede curarse?
¿Cuál es el mejor tratamiento para mi caso?
¿Necesitaré seguimiento a largo plazo o tratamiento hospitalario?
¿Puedo llevar una vida normal con este diagnóstico?
¿Hay riesgos hereditarios para mi familia?
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